
El Informe Mundial de la Felicidad es un reporte anual elaborado por las Naciones Unidas donde se abarcan temas sobre el bienestar en los países, la corrupción, el apoyo social, la felicidad, efectos del Covid-19, entre muchos otros. Con base a ello, se construye un indicador de “felicidad” para varias naciones del mundo, basado en sus niveles de PIB per cápita, el grado de apoyo social, expectativas de vida saludable, libertad para tomar decisiones de vida, generosidad, y percepción de la corrupción.
La más reciente medición de este indicador muestra que Finlandia mantuvo en 2021 el primer lugar como el país más feliz del mundo por 5to año consecutivo, seguido por Dinamarca. En el último lugar figura Afganistán, que ha mantenido esta posición desde el 2020.
El caso venezolano, como en otras dimensiones, no solo parece uno de los más infelices, sino que dicha clasificación no ha cambiado incluso con la recuperación del último año. Al respecto, el país pasó del lugar 99 en 2020 (de un total de 153 países) al 107 en 2021, y se proyecta que ocupe el puesto 108 en 2022. Es decir, Venezuela está en el último tercio de los países menos felices, donde la “felicidad’’ de los venezolanos ha caído 2,1% en los últimos dos años, a pesar de una menos agresiva inflación interna y de un leve repunte en la actividad local. Por el otro lado, Colombia y Nicaragua (este último con un contexto socioeconómico y político similar al venezolano), han mantenido una posición promedio en los últimos tres años (lugares 54 y 49 respectivamente), con índices de felicidad por encima de Venezuela en 21,9%, en promedio. Así, este nuevo indicador parece avalar la idea de que no toda recuperación económica se traduce en mayor bienestar (o en este caso, mayor “felicidad”).